[ACTUALIZADA AL DÍA 31 DE AGOSTO]
A)
UNA DECISIÓN ALOCADA
Es alucinante que, en un país en el que se deja pasar hambre
a los niños por miles [hay unos 2.300.000 niños, casi el 30%, bajo el
umbral de la pobreza], se haya desalojado sin más un hospital público entero,
el Carlos III de Madrid, para darle un tratamiento, que en principio iba a ser meramente
sintomático, a un solo paciente de ébola, el cura Miguel Pajares.
El paciente en cuestión era un anciano de 75 años polipatológico,
con problemas de salud de todo tipo, incluida una enfermedad del corazón, ingresado
el viernes día 8 de Agosto y fallecido el martes día 12, el cual tenía tantas
posibilidades de sobrevivir al Ébola-Zaire
[la cepa más agresiva del conocido virus] como un colibrí de llegar volando al
planeta Marte. Y eso por no hablar del innecesario riesgo epidemiológico para
toda la población.
Efectivamente, antes de decidir trasladar a España al citado
misionero, a sus virus ebolosos y a una hermana de su misma orden, Juliana Bonoha de 65 años, que lo
acompañó en el viaje y en el Carlos III, enferma de fiebres tifoideas, al igual
que el sacerdote, y sospechosa también de padecer el temido virus, se nos dijo
que la enfermedad era muy contagiosa.
B)
TRANQUILIZANDO A LA POBLACIÓN
No obstante una vez tomada la peliaguda decisión de
repatriación de los dos pacientes por el Gobierno, el pasado día 7 de Agosto, a
petición no faltaba más de la orden religiosa afectada, la Orden de San Juan de
Dios, previa solicitud del interesado, desde Monrovia, la capital de Liberia,
hasta Madrid, la enfermedad pasó de golpe a ser muy poco contagiosa, debido a
que, al parecer, se tiene la gran suerte de que no se transmite por el aíre.
Sin embargo [Sglups!] las propias autoridades sanitarias no
dejan de tranquilizarnos haciendo mucho hincapié en dejar claro que las
camillas, ambulancias y dependencias en que se les ha trasladado y se sigue tratando
a la hermana superviviente, son de presión negativa [¿?], y uno se pregunta que
importancia podría tener ello si se sabe que el ébola no se transmite por el
aíre ¿Será que no están tan seguros?
Por otra parte tampoco hace falta saber mucho sobre
Hidrostática para percatarse de que si en un contenedor dado con presión
negativa el aíre solo entra, y no sale, las presiones se igualarían rápidamente,
y si, a partir de ahí, se siguiese incrementando la presión, por ejemplo con un
compresor, el recinto acabaría estallando como un globo.
Resulta que los locales con presión negativa van equipados con un sistema de succión que extrae de forma constante el aíre viciado del interior a través de unos filtros especiales, logrando así que la presión interior se mantenga algo por debajo de la atmosférica, evitando con ello que el aíre del local se escape al exterior por la puerta.
La pregunta obvia es si los citados filtros del extractor serán o no capaces de contener al malévolo virus. Hay que pensar que un virus es la forma
de vida de estructura más sencilla y pequeña que se conoce. Se compone básicamente
de un trozo de ADN asociado a proteínas. Nada que ver con una bacteria, la base
de muchas enfermedades tropicales, que es una célula completa y mucho más
grande.
De hecho el Centro de Control de Enfermedades [CDC] de EEUU [el referente internacional], ha emitido una guía para el caso de que haya que repatriar a más personas con ébola. En ella se prohíbe de manera destacada que personas sanas compartan el avión medicalizado con los enfermos, o que viajen más de dos afectados en el mismo vuelo. También se indica que en el vuelo irá el menor número de personas posibles, y que estos traslados solo se ejecutarán cuando sea estrictamente necesario.
El enfermo además deberá viajar en una unidad de aislamiento con un sistema de filtrado de aíre, para evitar que pueda haber emisión de gotas de fluidos contaminados, y el personal deberá llevar equipos de protección total, o sea escafandras.
El CDC también ha publicado unos folletos sobre como ponerse, y sobre todo como quitarse, los equipos de protección, haciendo mucho incapié en los guantes, dado que su superficie exterior puede estar contaminada, así como la parte exterior de las mascarillas o las gafas. Resumiendo, el ébola no se transmite por el aíre, pero sí por las partículas de microgotas que pueda haber en suspensión en éste ¡Fantastique!
Comentando el asunto del traslado de los dos misioneros, mientras paseábamos a los perros, con una amiga farmacéutica que trabaja en el SERGAS, aunque ahora ya se llame EOXI, su escéptica respuesta fue que lo que iban a traer era un muerto, y al decirle, varios días después, que tenían que incinerar cada vez los trajes de protección de un solo uso que utilizan para acceder a los enfermos, sarcástica como es, opinaba que tendrían que haber quemado también el Airbus 310 medicalizado del Ejército del Aíre en que lo trasladaron.
C)
UN ESPÉCIMEN MALÉFICO
Abundando en el tema, una científica del laboratorio de Mapp Biopharmaceutical que trabaja en
el programa de desarrollo del antivirus
ZMapp en fase I de experimentación, en la que tan solo se trataba de
comprobar su toxicidad, no su eficacia, señalaba en TV que en tan solo 1 cm2 de
un paciente en fase terminal o recién fallecido de ébola podía haber hasta cien
mil millones de copias del letal virus. Y es que el patógeno en cuestión, con el
aspecto de un trozo de cable mal doblado y con un extremo enmarañado, presenta
un diámetro de tan solo 80 nanómetros, siendo el nanómetro la millonésima parte
de un milímetro.

La enfermedad del ébola es un tipo de fiebre hemorragica, prima hermana del virus de Marburg, a la que se llama así porque fue identificada por primera vez junto al río Ébola en 1976. El río Ébola resulta ser un corto río africano afluente del río Mongala, y por tanto tributario del río Congo, que discurre por el norte de la República Democrática del Congo, el antiguo Zaire.
De todas las variantes del virus la más agresiva resulta ser precisamente la Ébola-Zaire, que es la que se está combatiendo ahora mismo en el oeste de África. Otras variantes, como la Ébola-Sudán, de la que acaba de aparecer un nuevo brote independiente en Congo, resultan menos mortíferas.
Fue precisamente el potencial cataclísmico del explicado bichejo [altamente contagioso, con una elevadísima mortalidad, y encima sin cura conocida] lo que por aquellas fechas captó la atención de quien esto escribe, a la sazón un adolescente de 16 años, fascinado desde siempre por los grandes catástrofes [catástrofe viene de que desaparece el catastro] que asolan periódicamente a la Humanidad.
De ahí el interés por la Geopolítica y la Historia Militar. Y de ahí por tanto también la razón de ser de esta entrada en un Blog, "El Lado Bueno de la Barricada", que no se concibió precisamente con la idea de versar sobre Sanidad, ni mucho menos aún de ser nada parecido a un consultorio médico.
La idea que se transmitió entonces era que había que mantener al virus a raya, a base de perímetros de contención y cuarentenas, al menos hasta que se desarrollasen la preceptiva vacuna y un tratamiento ad hoc. Casi cuarenta años después estamos en el peor de los escenarios posibles, dado que se sigue sin disponer de las armas efectivas para combatirlo, y encima el virus se ha descontrolado en África.
Abundando en la materia, Peter Piot, codescubridor del virus hace 38 años, ha descrito la actual situación como "una tormenta perfecta", añadiendo "La epidemia se ha disparado en países donde los servicios sanitarios no funcionan" y donde además "la población desconfía de las autoridades y de los sistemas sanitarios". Piot también culpa a la OMS por haber intervenido demasiado tarde "La alerta se dió en marzo y pese a la demandas de MSF, la OMS no despertó hasta julio, asumiendo el liderazgo cuando ya era tarde".
El posterior merodeo geográfico del virus por el continente africano, desde su primera aparición, tampoco es que resulte muy alentador, considerando que parece llevar un decidido rumbo norte. Resulta que el antiguo Zaire se encuentra en su mayor parte bajo la línea del Ecuador, por tanto en el Hemisferio Sur y sobre el Trópico de Capricornio, mientras que los tres países del Triángulo del Ébola y Nigeria, afectados ahora por la plaga, se encuentran sobre la línea del Ecuador y bajo el Trópico de Cáncer, siempre dentro de la zona tropical, pero ya en el Hemisferio Norte.
De hecho entre el Triángulo del Ébola y el Mediterráneo solo quedan dos países, Mali y Argelia. Y entre Nigeria y el mismo mar otros dos, Níger y Argelia. Ninguno de los países citados parece que cuente con un potente sistema sanitario que pueda hacer de eficiente dique frente al virus.
D)
IMPROVISACIÓN Y CHAPUZAS HISPÁNICAS
En el contexto descrito no deja de ser preocupante la denuncia que hacía el día
14 de agosto, tras el fallecimiento del misionero, en el programa “Las Mañanas de Cuatro”, uno de los enfermeros del equipo que le cuidaba. Resulta que los trajes y mascarillas de protección
empleados eran de nivel 1 y 2, siendo el caso que la máxima protección la
proporcionan los trajes de nivel 4, lo que está relacionado, entre otras cosas
con la calidad de los filtros empleados. En concreto el de mayor protección, el
RNBQ, incluye una especie de
escafandra y cuenta con un equipo de respiración autónomo.

El Hospital Carlos III de Madrid era hasta hace muy poco,
concretamente hasta enero de este año, un pequeño hospital público referente en
medicina tropical, y enfermedades infecto-contagiosas en general, dependiente de Sanidad Exterior, y no de la Comunidad de
Madrid, hasta que el Gobierno del PP decidió desmantelarlo totalmente.
Como las
protestas habidas no le dejaron hacerlo así, resolvieron entonces convertirlo
en un hospital de media estancia que aún mantiene algunas consultas externas
abiertas, vinculado y dependiente del cercano Hospital La Paz. Lo que sí
desmantelaron fueron las plantas 5ª y 6ª donde estaban las unidades
especializadas en infecciosos, despidiendo o dispersando al personal que
integraba los equipos médicos especializados que los servían.
Al traer a Pajares a Madrid, y en medio de muchas dudas,
decidieron finalmente internarlo en esas unidades desmanteladas, para lo cual
tuvieron que desalojar el Carlos III de todos sus pacientes, una cincuentena,
por medio de precipitados traslados a otros centros o altas prematuras, con el
consiguiente perjuicio para los mismos. Por si todo ello no fuera poco, parece,
según explicaron los propios enfermeros al más arriba citado programa de TV,
que a Pajares se le paseó por varias dependencias del Hospital La Paz, entre
ellas el departamento de radiología, antes de dejarlo ingresado en el Carlos
III.
Para atender a los dos religiosos tuvieron que traerse al
personal necesario directamente de la Unidad de Cuidados Intensivos [UCI] en la
cuarta planta del cercano Hospital La Paz, personal que además se fue rotando, a
pesar de que los protocolos médicos para estos casos establecen que sean
equipos pequeños los que cuiden a este tipo de pacientes infecciosos, y siempre
los mismos para poder tenerlos bien controlados.
Los citados sanitarios, una vez terminados sus turnos en el
Carlos III, volvían tranquilamente a su trabajo habitual en la UCI, lugar donde
suele haber pacientes graves con el sistema inmunológico comprometido. A
mayores, como resulta que también habían cerrado el laboratorio del Hospital Carlos
III, las muestras con ébola que había que analizar se pasearon por medio
Madrid.
E)
UN ANTIVIRUS PROBLEMÁTICO
Para dar una idea de la peligrosidad del maléfico espécimen señalar
que en el ensayo del antivirus ZMapp de la farmaceútica Mappbio [versión MAB-003] realizado en 2013 con 11 macacos, tras inyectarles el virus a todos, a cuatro de
ellos, que sirvieron de control, no se les dio ningún tratamiento y murieron.
De los otros siete a los que sí se trató, sobrevivieron cuatro, y eso, una tasa
de supervivencia del 43% [y aún ello con importantes problemas de toxicidad
debidos al suero] se consideró un éxito resonante. Y es que el Ébola-Zaire [Congo, 2003] se
lleva por delante en torno al 90% de los infectados.
El medicamento Zmapp resulta ser un cóctel de anticuerpos monoclonales desarrollado en ratones, y que se obtiene de plantas de tabaco transgénicas, cuyas existencias, tras haber sido utilizadas como tratamiento experimental en seis pacientes [uno español, el padre Pajares, los dos cooperantes norteamericanos y tres sanitarios liberianos infectados] están actualmente agotadas.
Si bien lo de la Gripe A fue un caso bien distinto, y esto es mucho más serio, sin embargo podría haber similitudes, en el sentido de estar a las puertas de otro pelotazo farmacéutico, como fue el caso del Tamiflú, en esta ocasión utilizando como señuelo al Zmapp. Un brebaje cuya eficiencia no está para nada demostrada.
Hay que recordar que aquello en el fondo no fue otra cosa que una operación de marketing para que los laboratorios ROCHE se sacaran un pastón vendiendo el Tamiflú, un supuesto antiviral de eficacia muy dudosa. Tan dudosa que, al menos en Vigo, los pacientes que fueron tratados con el citado fármaco mágico acabaron todos ingresados en el hospital, mientras que los que no lo recibieron se recuperaron solitos de la gripe en sus casas.
También procede señalar que la principal responsable de ese fiasco farmacéutico, Margaret Chan, Presidenta de la OMS, a pesar de las nefastas consecuencias de su deplorable gestión en aquel asunto, continúa en su puesto de alta responsabilidad sanitaria, y la historia puede volver a repetirse.
El propio jefe del equipo médico, Bruce Ribner, que trató en Atlanta a los dos norteamericanos infectados, y que acaban de recuperarse, ha reconocido honestamente delante de la prensa que "sinceramente no sabemos si [el suero] les ayudó, si no tuvo el menor impacto, o incluso si, teóricamente, pudo retrasar su recuperación". De hecho uno de ellos, Brantly, ha podido contraer una insuficiencia renal de por vida a cuenta del Zmapp de Mappbio.
En el caso de Pajares, éste, según todas las informaciones, se encontraba estable y afebril hasta que fallece inesperadamente al día siguiente de la administración del suero Zmapp. Una posibilidad obvia es que fuera el suero, y no el virus, el desencadenante del fatal desenlace. De hecho, tras fallecer el cooperante español, las acciones de la CF canadiense Tekmira, que está detrás de Mappbio, y que se habían disparado en bolsa tras declararse el brote, se desplomaron un 12%.
Sorpresivamente el día 30 de Agosto el diario EL PAÍS informa de la publicación en la revista Nature del resultado de un nuevo ensayo, del cual el citado periódico no especifica cuando tuvo lugar, de una versión mejorada del Zmapp, en el que al parecer se ha obtenido una porcentaje de curación del 100%.
Resulta que de los 21 macacos participantes en el citado experimento, a los que se les inoculó la cepa Ébola-Zaire, a tres de ellos, que formaban el grupo de control, no se les administró Zmapp, sino se les trató con otros medicamentos, y murieron todos. Del resto en cambio, a los sí se les administró la nueva versión del Zmapp, sobrevivieron todos. Un inopinado éxito, y tan espectacular, suponiendo que sea cierto, que incluso resulta difícil de creer.
Con semejante panorama, alguna mente, particularmente desconfiada, podría llegar a pensar que, o bien esos científicos canadienses son unos genios, y han logrado resolver en un tiempo récord un problema que llevaba 38 años sin solución, o bien el suero lo tenían ya precocinado, y han esperado al momento más oportuno, con el virus desbocado en el oeste de África, para aflorar la solución al problema.
Ello explicaría la lentitud de reacción de la OMS, a la que, como se explicaba más arriba, citando a Peter Piot, codescubridor del virus hace 38 años, MSF alertó en marzo, y sin embargo la citada organización no quiso asumir el liderazgo hasta julio, cuando ya era sospechosamente demasiado tarde. Si ese fuera el caligulesco entorno en que se estuviese ventilando el asunto, que esperemos que no sea el caso, considerando el sufrimiento y las muertes generadas por el brote, se habría pasado de un problema sanitario a otro de carácter decididamente policial.
F) EFICACIA DE LOS TRATAMIENTOS PALIATIVOS
Incluso aunque no existiese una cura especifica para el ébola, conviene señalar que, llegado el caso, un buen tratamiento paliativo, de soporte, apoyado en el empleo de modernos equipos de monitorización del paciente, con reposición de líquidos vía intravenosa [al objeto de evitar la deshidratación y reponer electrólitos], así como el uso de antipiréticos, como la aspirina o el paracetamol [para bajar la fiebre], antihemorragicos [para prevenir las hemorragias], y antibióticos [para las infecciones bacterianas asociadas], sumado todo ello a la eventual administración de oxigeno, y otros recursos disponibles, podría ayudar mucho a los eventuales contagiados.
Hay que pensar que en África los lugares de aislamiento a los que se conduce a los pacientes infectados son, en muchos casos auténticos morideros, en los que, por falta de medios, se les proporciona poca o ninguna asistencia a los enfermos, y aún así hay gente que se recupera, a base de paracetamol y poco más.
G)
ROMPIENDO EL PERÍMETRO DE CONTENCIÓN
La manera universal de controlar una
epidemia es creando unos perímetros de contención alrededor de las zonas
afectadas. Es decir se pueden, y se deben, introducir equipos, como hospitales de campaña y
personal especializado voluntario, dentro del perímetro acotado, para atender a
la población confinada en las explicadas zonas de cuarentena, pero no sacar
nada, y menos a personas infectadas.
No puede ni imaginarse el broncazo que entre bambalinas le
habrán metido al Gobierno del PP por esa decisión unilateral la Organización Mundial de la Salud [OMS], la
Comisión Europea y los distintos gobiernos de la UE, a los que ni se les habrá
pasado por el forro de la imaginación hacer algo parecido porque no son tan tontos ¿Por otra parte qué pasaría si los demás países hiciesen lo
mismo? Pues sencillamente que Europa entera estaría ya infestada por el ébola.
Gracias a eso ostentamos el dudoso honor de ser el único país fuera de África
en el que ha muerto un enfermo de ébola.
En el pasado el ébola nunca llegó a ser un problema grave al darse la
circunstancia de que los sucesivos brotes
infecciosos se daban en pequeñas aldeas africanas, en lugares remotos de difícil
acceso. Entonces el virus era fácil de controlar. Una vez detectado el problema
se aislaba la aldea afectada hasta que no quedara ningún enfermo vivo, y
entonces, tras esperar un tiempo prudencial, se levantaba la cuarentena ¡Y
listo!
Según un estudio recién publicado en la revista Science, que ha permitido trazar una trayectoria de la epidemia, llevado a cabo por un equipo internacional de investigadores [de los cuales por cierto cinco de sus coautores no han logrado sobrevivir lo suficiente como para poder llegar a ver publicado el estudio], y realizado mediante análisis genético secuencial de las mutaciones de 99 muestras del virus, el actual brote en África occidental tuvo su origen en un solo contacto de una persona, posiblemente un niño, con un reservorio [un animal, probablemente un murciélago], hará unos cinco meses en un
lugar remoto de Guinea.
Esta persona contagiaría a continuación a otros miembros de su familia, y estos a su vez
a más gente, con lo que, primero poco a poco, y después mucho a mucho, el virus
se ha ido diseminando por diversas zonas de tres países distintos del África
Negra, a saber, Guinea, Sierra Leona y Liberia, el Triángulo del Évola, al que a partir del 25 de julio
se sumó Nigeria, con hasta ahora dieciséis casos confirmados y seis muertos.
El problema ahora es que se ha esperado demasiado, y lo que en origen era meramente una virosis rural ha terminado por invadir a varias grandes urbes africanas, por lo que va a resultar muy difícil volver a meter al genio en la lámpara. Además al no estar ya el brote encapsulado, sino
metastatizado por distintas zonas de cuatro países distintos, la estrategia
clásica de contención ya no sirve, y está fracasando.
El último recuento ofrecido por la OMS es de 3.069 enfermos registrados de los cuales hasta la fecha ya se habían muerto 1.552, el 50,6% del total, siendo el caso que el aumento de afectados en los últimos diez días ronda el 30%.De hecho en solo dos días, entre el 19 y el 20 de agosto, se registraron 142 nuevos contagios y 77 muertes.
En todo caso el antedicho porcentaje del 50,6% de tasa de mortandad es solo la foto fija de una situación dinámica, aceptarlo como definitivo sería como asumir que los afectados recientes, que no se han muerto todavía, superarán la enfermedad, y eso está por ver. Será el recuento final, país por país, una vez superada la epidemia, el que determine ese porcentaje.
A mayores, y como señala la noruega Lindis Hurum, Coordinadora de MSF en Liberia, "Estamos seguros de que hay más casos y más muertos de lo que dicen las cifras oficiales". La propia OMS ha reconocido que las cifras de infectados están “ampliamente subestimadas”, y que la epidemia está fuera de control, por lo que en definitiva se necesita inventar algo nuevo.
Y es que ese es el problema
con el virus del ébola, que las armas que harían falta para combatirlo simplemente
no están disponibles porque no existen. Están por inventar o descubrir. No solo
la propia estrategia de contención, sino también una vacuna y un antivirus
eficaces, elementos todos ellos imprescindibles para afrontar con solvencia tan
colosal desafío.
H)
EL MOMENTO SCHETTINO
Volviendo al asunto del misionero tampoco quedó lo que se
dice muy elegante, ese `Momento Schettino´
en el que el elemento en cuestión, que como prior misionero en Monrovia era el
superior de la misión, y por tanto su responsable, tras solicitar, apoyado por
su orden, su propia evacuación y asegurar además a sus compañeros de
congregación que no se iría sin ellos, pusiese finalmente pies en polvorosa,
junto con la otra religiosa de la misma orden, Juliana Bonoha, también de nacionalidad española, que al final ha
resultado [¡¡menos mal!!] que no padece por ahora el ébola, aunque si fiebres
tifoideas.
Todo ello dejando a los otros cuatro miembros de su
congregación, las monjas Chantal
Pascaline, congoleña, y Paciencia
Melgar, Guineana, así como al hermano George
Combey, ghanés, y al administrador del hospital, enfermos todos y abandonados
a su mala suerte en un precario domicilio, dado que el hospital africano en el
que trabajaban, el St Joseph de Monrovia, había cerrado desbordado por la
magnitud de la epidemia. De todos ellos la única que sigue viva es la hermana
Paciencia Melgar.
Si bien es cierto que hay momentos en los que mantener la cabeza fría resulta ciertamente complicado, también lo es que es precisamente
en esos momentos intensos donde se aprecia de verdad de que clase de madera
está hecha una persona.
El desagradable detalle añadido de que, una vez en
España, Pajares se negase a que se publicasen sus partes médicos, imposibilitándole con
ello a sus compatriotas, que tan generosos fuimos con él, un conocimiento
detallado de su evolución y padecimientos, al que teníamos derecho, tampoco dice mucho a su favor ¿Qué
padecimientos podrían ser esos, más allá del ébola, el tifus y sus afecciones
cardíacas, que a Pajares no le interesaba hacer públicos?
I) MISIONEROS A LA FUGA
El caso de Pajares no es el único caso de un misionero que tras
resultar infectado intenta salir por patas. Está también el caso del religioso estadounidense
Patrick Sawyer que también terminó
falleciendo, y al que el ministro de Salud de Nigeria Oneyebuchi Chukwu no dudó en calificar de loco. Al parecer Sawyer
se encontraba bajo vigilancia en Liberia pero “se escabulló”, cogiendo un avión
en Sierra Leona y llegando a Lagos, la capital de Nigeria, el pasado 25 de
julio sufriendo vómitos y mareos, tras lo cual se desmayó en el mismo
aeropuerto.
Fue hospitalizado y atendido en Lagos, antes de saberse que
estaba infectado por ébola. Una vez encamado en el hospital, y continuando con su deplorable línea de comportamiento, intentó arrancarse el gotero y escapar. Una médico, la doctora Stella Ameyo Adadevoh y una enfermera, Justina Obi Ejelonu, se lo impidieron, sujetándolo, reteniéndolo físicamente. Como resultado la médico, considerada una heroína en Nigeria, al haber impedido, con su decidida actuación, que Sawyer escapase y contagiase con ello a más gente, fue la primera persona oficialmente contagiada en Nigeria, y la quinta en fallecer el día 20 de Agosto en ese país. La enfermera también resulto contagiada y murió posteriormente.
El resultado en resumen es que de las en torno a 70
personas con las que tuvo contacto Sawyer en Nigeria ya han fallecido seis y
hay otros 14 casos confirmados. Encima una de las enfermeras que le trató, y
que estaba en observación, desobedeciendo las instrucciones de los médicos,
viajó a Enugu, una ciudad a 450 kilómetros al
este de Lagos, donde enfermó y se confirmó que tenía ébola. Como consecuencia
de ese viaje ahora hay otras seis personas en observación en Enugu.
La cosa es seria si se considera que los tres países
afectados hasta entonces, Guinea, Sierra Leona y Liberia, solo sumaban en total
22 millones de habitantes, mientras que Nigeria tiene nada menos que 177
millones de habitantes, Solo su capital Lagos está habitada por 11 millones de
personas, lo que supone un preocupante salto cualitativo. Y todo ello gracias al inquieto
espíritu viajero del misionero Sawyer.
J)
AMATEURISMO FRENTE A PROFESIONALIDAD
Hay que tener en cuenta que la principal motivación de los
misioneros es la propagación de su fe cristiana, Lo de la cooperación resulta
ser más bien un medio, y no un fin en si mismo, con el que acceder ventajosamente
a las poblaciones a las que se pretende convertir.
Ello explicaría el amateurismo y la consiguiente palmaria
falta de profesionalidad de gente como Sawyer y Pajares, que gestionaba en
Monrovia lo que él y su orden consideraban un hospital. De hecho el propio
Pajares reconoció que se había infectado del virus al descuidar las medidas de
protección mientras cuidaba al Director del hospital, el camerunés Patrick Nshamdze, que también terminó
periclitando.
Aunque en las imágenes de TV se le ve muy ufano al religioso,
pavoneándose disfrazado de médico, con su bata blanca y su estetoscopio, en la
práctica sus habilidades médicas no parece que fueran mucho más allá de unos
primarios conocimientos de enfermería. Y así se explica que él, y el personal a
su cargo, padeciesen todo tipo de exóticas infecciones, que contagiarían después
a sus pacientes, niños incluidos [no sabrían ni que significa la expresión “primun non nocere”], a las que
fatalmente se vino a añadir el ébola, el cual, a modo de moderna versión del
cuento de los tres cerditos, acabo por cerrarles la actividad.
Como contrapunto cabría señalar que los equipos de Médicos sin Fronteras [MSF], que en
Monrovia tienen su base de operaciones en el Hospital Público Elwa, que no ha cerrado, y cuya organización lleva
tiempo enfrentándose al ébola en África, gestionando centros en Guinea, Sierra
Leona y la propia Liberia, no han tenido hasta ahora ni un solo contagio entre
sus filas [formadas por 25 médicos y enfermeros internacionales], ni siquiera entre el personal nativo contratado [integrado por unos 300 trabajadores locales], pero claro en MSF
no juegan a los médicos, ni tampoco pretenden adoctrinar a nadie, solo
curarlos, Son auténticos profesionales de la medicina, y se nota mucho la
diferencia.
Sin embargo todo ello no ha constituido obstáculo, cortapisa
ni valladar alguno para que nuestro Gobierno haya decidido enviar un primer cargamento
de 5.400 kilos de material sanitario al actualmente cerrado hospital St Joseph de Monrovia en vez de al público Elwa desde donde opera MSF.
Es también precisamente en ese Hospital Elwa de Monrovia donde actualmente se está ensayando el ZMapp con tres sanitarios liberianos infectados, uno de los cuales por cierto, Abraham Borbor, médico del JFK, acaba de fallecer. Fue también en el Elwa donde se contagiaron los dos cooperantes
norteamericanos, el médico Ken Brantly y la higienista Nancy Writebol, ambos misioneros y trabajando para la organización religiosa Samaritan´s Purse.
Es justo ahí, en ese hospital, o bien en el JFK de la misma Monrovia [también especializado en ébola, donde ya habían perdido a su Director y al jefe de la misma unidad], el lugar en el que el Gobierno de España tendría que haber interesado que se ingresase a los seis
religiosos en apuros de la Orden de San Juan de Dios, en vez de hacer la
jaimitada de traerse a dos de ellos, violando con ello la cuarentena, mientras dejaba
tirados a los otros cuatro.
K)
UN CURA QUE NO TENÍA ARREGLO
Para los que no somos creyentes, considerando que el cura
Pajares no nos pidió permiso [ni tampoco se lo dimos] previamente al resto de
sus compatriotas, para asumir los riesgos a los que se expuso al lanzarse a la
aventura de evangelizar africanos, su comportamiento al querer ser repatriado,
sabiendo lo que llevaba encima, y que aquí tampoco había un tratamiento valido, es
difícil de entender, y más tratándose de un anciano de 75 años, lo que en
lenguaje neoliberal significaría que su existencia podía considerarse ya
amortizada.
Va a ser que la aburrida perspectiva de pasarse toda la
eternidad vestido con una túnica y tocando el arpa sobre una nube resulta bastante
menos atractiva que la promesa, ciertamente más sexy, de las diez mil vírgenes que
les esperan a los yihadistas, los cuales con tal de follar, y animados por esa
promesa, se sacrifican a diario con tanto entusiasmo por su causa.
Definitivamente la Iglesia Católica debería dotarse de un marketing más
potente. Por horrible que sea tener que decirlo, la gente es capaz de hacer
cualquier cosa por un polvo gratis.
Lo que hicieron los norteamericanos es otra cosa bien
distinta que sí tiene sentido. Se trajeron a sus dos cooperantes infectados, Ken Brantly de 33 años y Nancy Writebol de 59, al CDC [Center for Disease Control and Prevention] de Atlanta, que no es un hospital
público, sino un potente centro de investigación especializado en enfermedades
muy contagiosas, al objeto de que los chicos de las tres letras pudiesen experimentar con ellos el suero ZMapp, para lo cual esos dos
especímenes, comparativamente jóvenes y sanos [antes de contraer el virus] que
se han traído, les habrán venido muy bien.
L)
LAS DOS COSITAS QUE PODÍAN SALIR FATAL
De las dos cositas que podían salir mal cuando el Gobierno
presidido por Rajoy y en particular por su inverosímil ministra de Sanidad Ana Mato [que parece que se toma muy en
serio el significado de su apellido] decidieron alegremente repatriar al
sacerdote problemático, la primera de ellas, que era altamente probable, por no
decir totalmente predecible, desde el minuto uno, que se muriera el cura, ya ha
tenido lugar, lo que convierte por si sola toda la operación de rescate en un costoso
fracaso.
En fin, como dijera Winston
Churchill a posteriori sobre la Batalla de Inglaterra, “las posibilidades eran pocas, los márgenes estrechos y los riesgos
infinitos”. Aquella batalla la ganó Winston por muy poco, ayudado por la
suerte y por el brillante desempeño de sus intrépidos aviadores del Mando de
Caza de la RAF, Los Chicos de los Cazas [The Fighter Boys] como los llamaban cariñosamente los
británicos, los cuales por cierto, durante aquel largo verano de 1940, cayeron por centenares
defendiendo los cielos del sur de Inglaterra.
La segunda cosita que podía salir mal, perfectamente
plausible, aunque con un índice de probabilidad afortunadamente bastante más
bajo, a saber que la enfermedad se propague a partir del explicado sacerdote [el `Paciente 0´], primero por el
complejo hospitalario afectado, el conjunto Carlos III-La Paz, después por la
ciudad de Madrid, y finalmente por todo el territorio nacional, todavía no ha
tenido lugar.
Esperemos efectivamente que la cosa siga así, que las medidas
profilácticas tomadas hayan sido suficientes, y que por ejemplo no haya acabado
alguna muestra del virus en los conductos del aire acondicionado del complejo
hospitalario.
De no haber sido eficaces tales medidas, tendríamos la mala
suerte de estar ante un brote local silente del virus [un regalito eboloso de Pajares antes de multiplicarse por cero] en fase
de gestación, al haber transcurrido muy poco tiempo desde la llegada del
Paciente 0.
Hay que tener en cuenta en primer lugar que la incubación de la temible
enfermedad dura unos veintiún días, a partir de los cuales, y una vez que se
manifiestan los primeros síntomas, la supervivencia media de los contagiados es
de unos diez días.
Los síntomas iniciales son similares a los de una gripe
común, fiebre alta, dolor de garganta, dolor de cabeza y dolor de huesos. Después vienen las
diarreas, los vómitos, y finalmente las hemorragias internas y externas que
conducen al fallecimiento del paciente.
En cualquier caso los protocolos de la OMS establecen que se
deben dejar pasar 42 días [dos periodos de incubación] sin casos, antes de
poder declarar a un país libre de ébola. Como Pajares falleció el pasado 12 de Agosto no queda otra que cruzar los dedos hasta el día 23 de Septiembre y confiar en que en el interín no acontezca nada malo.
En segundo lugar señalar que los brotes epidémicos tienen la
molesta costumbre de propagarse en progresión geométrica a partir del Paciente
0, lo que tiende a dibujar parábolas cóncavas fuertemente ascendentes. En
África concretamente la duplicación media del número de infectados, aunque
varía mucho entre países, se produce actualmente cada 36 días.
En tercer lugar hay que pensar que llegado el caso los
sanitarios carecerían de armas terapéuticas realmente eficaces para combatirlo,
más allá de meras medidas profilácticas de contención y tratamientos
sintomáticos. Finalmente la mayor movilidad y el frío de la temporada
otoño-invierno, sumados a los bajadas de defensas causadas por las malas
condiciones de vida de cada vez más amplios sectores de población, podrían
retroalimentar mucho las cosas.
M)
EL MOMENTO COYOTE
Toda la desastrosa gestión de este asunto recuerda cada vez
más al naufragio del Prestige. “Prestige
II” podríamos llamarla. Entonces se trataba de alejar al barco, y con él al
fuel que transportaba. Ahora de lo que se ha tratado es de traer al cura, que
no tenía cura, y con él al virus virulento que portaba. Que contentos se habían
puesto todos entonces cuando el barco se hundió. Muerto el perro se acabó la
rabia se dirían. El fuel se solidificaría en el fondo y asunto resuelto.
Ese fue el `Momento
Coyote’ del Prestige, que es cuando el lobo en persecución del correcaminos
se pone a correr por el aíre, pero todavía no se ha apercibido de ello. Luego
vinieron “los hilillos de plastilina en
estiramiento vertical” como los definió el entonces ministro Rajoy, que ya
por entonces era un experto en eufemismos.
Después llegó la mayor marea negra
nunca vista antes. Ahora podríamos estar ante otro ‘Momento Coyote’ parecido, basado
nuevamente, como entonces, en el pensamiento desiderativo de nuestras
autoridades del PP de que el problema, que ellos mismos eligieron crear, ya
está resuelto ¡Veremos!
Como decían en el film Apocalipsis
Now, “estamos dirigidos por una
banda de payasos que acabarán por hundir al circo entero” ¡Ya solo falta un
accidente nuclear!
Si al final los peores presagios se materializan, hoy como
entonces, nuestras autoridades del PP [además de encomendarse a la virgen] dirán
que quien hubiera podido prever semejante desastre, y se quedarán tan panchos.
Hoy como entonces un montón de expertos, a los que no quisieron ni escuchar, se
lo habían advertido.
"Lo malo es que son malos", me decía el otro día una compañera de carrera. Puede ser, pero tampoco hay que perder de vista que, como establece certeramente la Cuarta Ley Fundamental de la Estupidez, en general la capacidad destructiva de un tonto suele estar ampliamente subestimada. En fin ya lo decía Schiller: "Contra la estupidez los mismos dioses batallan en vano".
Al caso sería también de aplicación la Tercera Ley Fundamental que dice: "Una persona estúpida es alguien que causa un daño a otra persona, o grupo humano, sin obtener al mismo tiempo provecho para sí, o aún resultando dañada". Las citadas leyes de la estupidez fueron establecidas en los años setenta por Carlo María Cipolla, economista italiano, en su desopilante y fundamental obra "Allegro ma non Troppo".
Actualmente en África muchos sanitarios, desbordados por la
magnitud del reto, tras ver a sus colegas infectarse y morir, carentes además de
los medios más básicos [como por ejemplo guantes] para luchar contra la
pandemia [llamarla así está justificado desde el momento en que, gracias a
nosotros, el brote afecta ya a cinco países y a dos continentes], presas del
pánico están abandonando sus hospitales por decenas, y muchos cierran.
Es como para que se preocupen. Hasta ahora en el presente brote se han contagiado de ébola más de 225 trabajadores sanitarios [los dos últimos un enfermero británico y un epidemiólogo senegalés de la OMS, ambos en Sierra Leona], en torno al 9% del total de infectados, de los cuales alrededor de 130 ya han fallecido.
Como sostiene una agotada Lindis Hurum, Coordinadora de MSF en Liberia, tras pasar 60 días luchando contra el ébola: "la situación en Monrovia [una población de un millón de habitantes] está totalmente fuera de control, es muy grave, catastrófica". "Cada día se agrava, cada día las noticias son peores y sinceramente creo que lo peor de verdad está aún por llegar".
"Esto exige poner en marcha una estrategia que no conocemos, requiere de una coordinación y de unos medios que hasta ahora no hemos visto por ninguna parte". Insiste, y concluye adelantando, "Vamos a ver cosas terribles que nunca antes hemos visto".
Citando a Joanne Liu, Presidenta de MSF, en una reciente entrevista, "Los sistemas de salud están colapsados. La mayor parte de las instalaciones sanitarias en Liberia, y muchas en Sierra Leona, están cerradas, bien porque el personal se infectó y enfermó, o porque a la población le da miedo acudir".
Sin embargo no parece que este vaya a ser el caso aquí. Aunque mi amiga me comentase que un jefe de servicio les había dicho que en tal tesitura sería el primero en desaparecer en lontananza, no me lo creo. Yo también le dije a
ella que si llega un solo paciente de ébola a su centro de salud no la conozco
de nada, y además no pienso tocarla ni con un palo. Son cosas que se dicen, pero que al final no se hacen.
Por otra parte, al menos en un primer momento, las principales víctimas de un eventual brote autóctono no serían precisamente los sanitarios, sino más bien los camareros, los cuales, en cuanto hubiera tres o cuatro casos de ébola confirmados, se quedarían sin trabajo en masa, a la misma velocidad a la que produjese la estampida de visitantes, lo que indudablemente hundiría al mercado turístico, uno de los principales motores de la economía española.
Las segundas víctimas en importancia serían sin duda los jubilados. Hay que tener en cuenta que las pirámides poblacionales aquí son muy distintas de las africanas, y que si bien en España un buen tratamiento sintomático podría ciertamente llegar a salvar muchas vidas de gente joven, y no tan joven, pero razonablemente sana, resulta sin embargo del todo improbable que personas de edad avanzada, una vez contagiadas, por muy bien tratadas que estuviesen, pudieran llegar a sobrevivir al ataque de una enfermedad tan profundamente devastadora.
Vista así, desde un punto de vista neoliberal, una eventual epidemia de ébola podría resultar también la ocasión perfecta para quitarse de encima, utilizando además como sicario al mal-évolo virus, a un montón de costosos pensionistas. Se conseguirían de éste modo resultados mucho más deprisa de los que se consiguen bajando la calidad de la asistencia, y subiendo simultáneamente el precio de los medicamentos, como se hacia hasta ahora ¡¡Merkel estaría satisfecha!! Al final va a resultar que en el PP [Partido Peligroso] son mucho más listos de lo que parecen.
En todo caso, llegado el momento, y como siempre lo han hecho, nuestros intrépidos
`batablancas´ [aunque previamente
depredados sin piedad por los recortes gubernamentales] se mantendrían en sus
puestos en lucha con la enfermedad. Y es que en este país para la resolución de
los grandes problemas, en los que nos mete con tanta ligereza nuestra incompetente
clase dirigente, al final siempre se fía todo al pundonor de la sufrida infantería,
que en el caso que nos ocupa son y serán los médicos, farmacéuticos, enfermeras
y demás personal que integran las plantillas de los hospitales y centros de
salud del SNS.
JOSÉ BAR BLANCO, 2014